sábado, 14 de febrero de 2009

El grillo de la biblioteca

Un día cualquiera, en una sala cualquiera de la biblioteca, mientras todo el mundo estudiaba silenciosamente sus exámenes de junio algo sucedió, algo que no sucedía nunca: un grillo empezó a cantar.
Los usuarios se levantaron desconcertados y protestaron a los bibliotecarios, que también se desconcertaron; primero, uno de ellos entró en la sala y miró debajo de las mesas y debajo de las sillas, y también debajo de las estanterías, pero el grillo no aparecía y además se callaba cuando alguien se movía, y continuaba con su canto cuando todo el mundo se callaba y trataba de estudiar; luego, decidieron agruparse y organizar batidas de búsqueda, pero el grillo seguía allí, riéndose de todo y de todos, hasta que la gente se desesperó y abandonó la sala, dejándola desierta, a la entera disposición del grillito, pero ocurrió que el grillo se sintió muy solo sin público para su canto y se entristeció tanto que no podía cantar.
Poco a poco, la gente empezó a ocupar la sala de nuevo, pensando que el grillo se había ido, pero en realidad el animalito seguía allí calladito y triste, si cantaba se le iba la compañía, y si tenía compañía no podía cantar, hasta que un día se le ocurrió dar las horas y la despedida y así su canto sería de utilidad. Y desde entonces se la conoce como la "sala del grillo cantarín", y todo el mundo se acerca por allí a las horas señaladas para escuchar su canción.